sábado, 19 de agosto de 2023

NO JUZGUEIS – SEGUNDA PARTE



Continuaremos con este importante tema que es de edificación del cuerpo de Cristo.


4. REPRENDE Y CRITICA CONSTRUCTIVAMENTE


A pesar de que no debemos murmurar los unos de los otros o juzgar incorrectamente, en ocasiones es necesario y legítimo amonestar, reprender, juzgar o criticar de manera constructiva (señalar una falta). Negarse a hacerlo es fallarles a quienes amamos o somos responsables de liderar. Afortunadamente, la Biblia proporciona directrices básicas para la crítica constructiva y eficaz.

ORA

Toda crítica y corrección deben estar regadas con oración. Puedes estar seguro de que Dios está dispuesto a ayudarte a hablar y actuar en situaciones difíciles si le pides su ayuda. Santiago 1:5 dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Así que, antes de corregir o juzgar, pídele a Dios sabiduría, valor y tacto. Pídele al Señor que prepare a la otra persona para recibir la corrección. Te has preguntado ¿Cuánto has orado por tu hermano?.

REVISA TUS ACTITUDES Y MOTIVACIONES

Toda crítica y reprimenda debe hacerse con la actitud correcta y por las razones correctas. La crítica administrada con una actitud orgullosa, vengativa o enojada herirá o dañará a la otra persona y logrará muy poco. La crítica debe ser administrada con una actitud humilde que demuestre el fruto del Espíritu y transmita amor cristiano.

Por otra parte, la crítica debe realizarse para el bien de la otra persona. Si solo buscas “castigar” a la otra persona, estás violando las normas básicas de la conducta bíblica. Pablo escribió su carta de reprimenda severa a los corintios “por la mucha tribulación y angustia del corazón ... con muchas lágrimas para que se dieran cuenta de cuán grande... amor” les tenía (2 Corintios 2:4). Su crítica y reprimenda surgieron de un profundo amor paternal por los corintios, no de una necesidad emocional de devolverles todo el dolor que le habían causado. De hecho, todo lo que hizo por los corintios era para su edificación (2 Corintios 12:19).

Antes de ofrecer cualquier crítica, debemos preguntarnos: ¿Es necesario realizar un comentario crítico sobre esa persona? ¿Tengo el derecho de criticarle? ¿He caído en un hábito pecaminoso de buscar las faltas de los demás y criticarles? ¿Mi crítica de otro hermano o hermana incumple los mandamientos de la Escritura (Levítico 19:16)?


HABLA CON AMABILIDAD


Toda crítica y reprobación debe hacerse con amabilidad (mansedumbre). La mansedumbre es un aspecto del fruto del Espíritu (Gálatas 5:23), y el Nuevo Testamento enfatiza la importancia de tratar a la gente y sus problemas con mansedumbre. Ser manso es ser amable, tierno, cortés, tranquilo, no áspero ni combativo. La gente no responde bien a la crítica hostil o arrogante, pero ante la corrección suave tiende a estar más dispuesta a considerar un cambio de opinión y actitud.


EQUILIBRA LA CRÍTICA CON PALABRAS DE ALIENTO


Cuando sea necesario criticar o reprender, elige cuidadosamente las palabras que usarás. No olvides que “la muerte y la vida están en el poder de la lengua” (Proverbios 18:21). Recuerda que las palabras duras “son como golpes de espada; más la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18). Las palabras severas o exageradas provocan que las personas no acepten la corrección; en cambio, las palabras bien escogidas calman a quien está siendo corregido.

Las personas tienden a responder bien a aquellos que también los animan en el camino de la vida. Como observó un predicador: "La culpa se acepta mejor cuando va acompañada con palabras de ánimo". Así que, es provechoso equilibrar la crítica y la reprimenda con palabras de aliento, consuelo, afirmación, elogio y esperanza.


Antes de ofrecer cualquier crítica, debemos preguntarnos: ¿Es necesario realizar un comentario crítico sobre esa persona? ¿Tengo el derecho de criticarle? En armonía con este principio, Jesús dio a menudo un elogio ameno antes de una reprimenda en sus cartas a las iglesias en Apocalipsis. Pablo hizo lo mismo en sus epístolas. Después de la tormentosa disciplina y restauración de un miembro rebelde, les aseguró a los creyentes de Corinto que él sabía desde el principio que iban a proceder correctamente: “Mucho me glorío con respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones. Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros” (2 Corintios 7:4, 16).


USA LAS ESCRITURAS PARA INSTRUIR


Todo lo que necesitamos para advertir, corregir y reprender a otros lo encontramos en las Escrituras. Pablo informó a Timoteo que "toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil” para “redargüir" y “corregir (2 Timoteo 3:16). A medida que crecemos en nuestro conocimiento de las Escrituras, estamos en mejores condiciones para reprender y exhortar “con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). Las Escrituras nos capacitan de forma personal para la tarea de corregir, así como nos preparan para “toda buena obra” (2 Timoteo 3:17).


ACEPTA LAS CRÍTICAS


Los sabios reconocen que pueden equivocarse o caer en el error, por lo que aceptan la crítica constructiva y la corrección. El libro de Proverbios enfatiza esta verdad en repetidas ocasiones: “Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber" (Proverbios 9:8-9).

Lamentablemente, la mayoría de nosotros no sabe aceptar la crítica y la amonestación. A causa de nuestro perverso orgullo, estamos a la defensiva y somos excesivamente sensibles a las críticas, incluso a la crítica veraz y constructiva. Sin embargo, no podemos cambiar para nuestro bien ni crecer en la semejanza de Cristo sin que otros nos corrijan. Confirmando este principio, un líder cristiano me dijo: “Mis críticos han sido mis mejores maestros”.

Si tenemos que criticar o reprender a otros, es importante que nosotros también estemos dispuestos a recibir la reprensión y la crítica. El salmista David expresó muy bien la actitud de humildad y sabiduría con la que debemos acoger la corrección: “Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza" (Salmo 141:5).


PRINCIPIOS CLAVE PARA RECORDAR

- Cuando enfrentes conflictos, guarda tu lengua de hablar mal de los demás o de ser indebidamente crítico.

- Abstente de juicios severos, santurrones o innecesarios de los demás.

- Abstente de la pecaminosa murmuración y de las disputas mezquinas.

- Sigue las pautas bíblicas al criticar y reprender.



Desde el cono sur su hno. Josué Nayib 17-08-23

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