Cada vez que leemos este pasaje nos llena de satisfacción el saber que no estamos solos, sino que cuando vemos el problema y en los momentos donde no sabemos que hacer vienen a la memoria estas palabras llenas de vida, llenas de fortaleza para decirnos no se preocupen ustedes porque mía es la guerra, mío es el problema.
En la vida siempre tendremos quién nos critique. Siempre tendremos gente difícil que tratará de hacernos enojar y de robar nuestra paz y gozo. Pero no tiene que reaccionar a todas las críticas. Puede decidir ir por un camino diferente y dejar que Dios pelee las batallas por usted.
A veces, sin importar lo que diga o haga, habrá gente que no le va a aceptar. Sencillamente, no quieren estar en paz con usted. De hecho, cuando Jesús envió a sus discípulos a ciertos hogares, les dijo que siempre pronunciaran paz sobre ellos, El apóstol Pablo aconseja a los efesios de la siguiente manera “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”. Efesios 4:29
Jesús al enviar a sus discípulos también les dijo en Lucas 10:6 “Si ellos no reciben la paz que les ofrecen, esta volverá a ustedes”. Eso me dice que, si nosotros hacemos todo lo que esté a nuestro alcance por estar en paz con la gente, aunque ellos no quieran recibir nuestra paz, esa paz volverá a nosotros.
No solamente obtendrá su paz, sino que, además, ¡recibirá la paz que les correspondía a ellos! ¡Eso es doble recompensa por su esfuerzo! Cuando usted hace lo correcto sin importar lo que suceda, Dios lo ve y lo retribuye.
Cada uno de nosotros debemos mantener la paz y quedarnos tranquilo. Debemos hacer lo correcto aun cuando lo que suceda no esté bien.
Debemos rehusarnos a permitir que cualquier cosa que robe nuestra paz y nuestro gozo porque el gozo del Señor es mi fortaleza.
Sin duda que en medio de cada adversidad hay uno que peleara por nosotros y por ellos debemos estar agradecidos, esperar en que la victoria la obtendremos porque son promesas verdaderas, y la escritura dice en 2 corintios 1:20 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
Cuando responde en amor y en paz ante quienes no le aceptan y deja en manos de Dios la recompensa para usted, tiene al Creador del universo peleando sus batallas, arreglando las cosas en su favor, yendo delante de usted, moviendo de su camino a las personas equivocadas.
Gracias Dios porque no es mi fuerza sino la suya.
Pastor Jonathan Fuentes
Buenas Tardes Apostólicas.
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