Hay mucho trabajo en el Evangelio. El trabajo de sembrar, el trabajo de regar y recoger.
El Reino de Dios se toma con esfuerzo (Mateo 11:12) y es necesario mantener el buen ánimo.
Hay días en los que nos levantamos muy dispuestos pero también están los días en los que el cansancio nos vence.
Sí, podemos sentirnos cansados, pero no nos debemos desanimar.
El trabajo del Evangelio es arduo, pero también es gratificante.
En los momentos de cansancio debemos buscar a nuestro Señor Jesús porque solo él puede renovar nuestra alma e inyectarnos de ánimo.
Aléjate del desánimo y haz el bien sin preocuparte por la recompensa.
¡Nuestro Señor Jesús te sorprenderá! Por lo que necesitas orar al Señor Jesús, diciéndole: en ti está toda la fuerza y todo el poder. Fortalece mi vida, capacítame para ayudar más a las personas que necesitan de ti.
Úsame como instrumento en tus manos, en el nombre poderoso de nuestro Señor Jesús.
Amen MIAI. México.
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