Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. “Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.
Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Elías le dijo: No tengas temor; vé, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. 1 Reyes 17.
INTRODUCCIÓN: Elías era un mensajero especial de Dios. Los israelitas sabían que Elías amaba a Dios, de hecho, su propio nombre exalta a Dios porque significa “Jehová es Dios”. Sin embargo, Elías tenía una gran oposición que era el mismo rey Acab un rey idólatra y gobernado por su mujer, el cual culpaba directamente a Elías por la sequía, que había en Israel. Elías a la vez también tuvo que padecer esta tremenda prueba de sequía, pero si había algo muy particular que tenía Elías en ese momento difícil, y era que Dios estaba con él.
En esta oportunidad Dios usó a una viuda, que humanamente no tenía absolutamente nada, pero ella obedeció a la palabra de Dios. Escrito está: El obedecer es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15:22). Dios usó a esta viuda para mostrar su gloria, y al igual que nosotros no teniendo nada Dios quiere mostrar su gloria. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es. (1 Corintios 1:25-26).
1.- ACEPTAR EL LLAMADO DE DIOS
Elías aceptó el llamado de Dios, a pesar de estar en un tiempo de Apostasía y de poco temor a Dios. Muchas veces nosotros no aceptamos el llamado de Dios porque pensamos que Dios nos dejara solos en el camino, y eso no es así, Dios es fiel para con nosotros. Si fuéramos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. (2 Timoteo 2:13). El nunca dejara que nos muramos de hambre o que no tengamos lo que necesitamos dice la escritura: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? … No podemos dudar de Dios, el Señor está para ayudarnos.
2.- LA CONFIANZA DE ELÍAS
Elías sintió confianza al pedir agua y también pan. Si Dios lo había alimentado a través de animales cuanto más por medio de una mujer temerosa de Dios. El anteriormente había visto la gloria de Dios a través del fuego y también por la victoria sobre los profetas de Baal, él sentía confianza que Dios también le brindaría para comer porque no hay justo que mendigue pan (Salmo 37:25).
3.- LA VIUDA TAMBIÉN CONFIABA EN DIOS
La viuda aceptó la visión de Dios, y la palabra, y Dios le proveyó y no se murió de hambre ella y ni su hijo se murió. Cuando Dios hace su morada en algún hogar, en ese hogar nunca hay pobreza, aunque no hayan las mejores cosas, pero nunca escaseará el pan y el agua.
Pastor Freddy Faúndez
Buenas tardes apostólicas.
INTRODUCCIÓN: Elías era un mensajero especial de Dios. Los israelitas sabían que Elías amaba a Dios, de hecho, su propio nombre exalta a Dios porque significa “Jehová es Dios”. Sin embargo, Elías tenía una gran oposición que era el mismo rey Acab un rey idólatra y gobernado por su mujer, el cual culpaba directamente a Elías por la sequía, que había en Israel. Elías a la vez también tuvo que padecer esta tremenda prueba de sequía, pero si había algo muy particular que tenía Elías en ese momento difícil, y era que Dios estaba con él.
En esta oportunidad Dios usó a una viuda, que humanamente no tenía absolutamente nada, pero ella obedeció a la palabra de Dios. Escrito está: El obedecer es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15:22). Dios usó a esta viuda para mostrar su gloria, y al igual que nosotros no teniendo nada Dios quiere mostrar su gloria. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es. (1 Corintios 1:25-26).
1.- ACEPTAR EL LLAMADO DE DIOS
Elías aceptó el llamado de Dios, a pesar de estar en un tiempo de Apostasía y de poco temor a Dios. Muchas veces nosotros no aceptamos el llamado de Dios porque pensamos que Dios nos dejara solos en el camino, y eso no es así, Dios es fiel para con nosotros. Si fuéramos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. (2 Timoteo 2:13). El nunca dejara que nos muramos de hambre o que no tengamos lo que necesitamos dice la escritura: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? … No podemos dudar de Dios, el Señor está para ayudarnos.
2.- LA CONFIANZA DE ELÍAS
Elías sintió confianza al pedir agua y también pan. Si Dios lo había alimentado a través de animales cuanto más por medio de una mujer temerosa de Dios. El anteriormente había visto la gloria de Dios a través del fuego y también por la victoria sobre los profetas de Baal, él sentía confianza que Dios también le brindaría para comer porque no hay justo que mendigue pan (Salmo 37:25).
3.- LA VIUDA TAMBIÉN CONFIABA EN DIOS
La viuda aceptó la visión de Dios, y la palabra, y Dios le proveyó y no se murió de hambre ella y ni su hijo se murió. Cuando Dios hace su morada en algún hogar, en ese hogar nunca hay pobreza, aunque no hayan las mejores cosas, pero nunca escaseará el pan y el agua.
Pastor Freddy Faúndez
Buenas tardes apostólicas.
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