lunes, 9 de enero de 2023

COMPRA LA VERDAD, Y NO LA VENDAS - PROVERBIOS 23:23.



No cambies nunca lo glorioso por un plato de lentejas, ni vendas lo más puro por 30 monedas de plata, no se trata de matar el hambre, ni de alcanzar aquello que queremos, codiciamos o nos gusta, se trata de eso que es BENDICIÓN Y VIDA ETERNA.

Es algo más que una necesidad, que un instante de dolor, que al final de cuentas tiene que pasar, pues no hay dolor que dure cien años, ni hombre que los viva o los disfrute. “Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada”. Romanos 8:18.

No cambies la UNCIÓN DE DIOS por los encantos de las drogas, o por una copa de vino, o por probar aquello que tú sabes te es prohibido. Siempre se corre el riesgo de querer regresar por la carne, por los puerros, por los ajos, y las cebollas de Egipto, y no seguir en busca de la tierra prometida.

“Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la cerna, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo. Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; más el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre”. 1 Juan 2:16-17.

¿Puedes cambiar la gloria celestial que Dios te ofrece, por un instante de placer con un demonio vestido de mujer y llamado Dalila? ¿Serías capaz de volver tu mirada atrás anhelando lo inmundo de Sodoma y Gomorra, in importe convertirte en estatua de sal?

No cambies lo santo por lo inmundo, ni lo limpio por lo sucio. Es fácil ensuciar nuestros pies, y luego no querer lavarlos. Es fácil disfrazar al lobo y vestirlo de oveja, pero es fácil morir entre sus garras. Parece sencillo jugar los mimos juegos de Sansón, pero es terrorífico quedar ciego y esclavo en las manos de nuestros enemigos.

“cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo haya. Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la haya desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las cosas últimas de tal hombre que las primeras: así también acontecerá a esta generación mala”. Mateo 12:43-45.

No cambies, aunque la gente que te rodea cambie, procura vencer la rabia y la amargura, trata de ser siempre amable, de regalar a los demás una sonrisa, un apretón de manos, una palmada de ánimo, unas palabras de fuerza. Aprende a hablar con la gente que se siente sola a veces y muchas veces: ellos a menudo pueden ser, tu conyugue, tus hijos, tus padres, tus abuelos, no cambies nunca con ellos.

Trata de ser la misma persona siempre, esfuérzate por ser la persona que nunca has sido, la persona que nunca has cambiado para bien, pero que vas a tratar desde hoy, a cambiar positivamente. Y cuando hayas cambiado, por favor, no cambies nunca.

“No mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que no se ven: porque las coas que se ven son temporales, más las que no se ven son eternas”.2 Corintios 4:18.

Evangelista Juan Mauricio Cristi

Buenas Tardes Apostólicas.



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