En los últimos tiempos, hay algunos valores vitales para la iglesia que se están obviando, y lo peor, se están reemplazando por ideas o pensamientos que nada tienen que ver con los valores deseados por el Señor en su iglesia.
Uno de esos valores que se está obviando, es la calidad en aquellos que profesamos fe en Jesucristo. La calidad es un valor vital en la iglesia del Señor, es una de las cualidades que Dios busca en la iglesia. Cuando los madianitas en el tiempo de los jueces se levantaron contra Israel, Dios encontró en el hijo menor de Joás abiezerita, de nombre Gedeón, la calidad deseada por Dios para enfrentar a los madianitas. Dice el texto sagrado acerca de Gedeón que era "varón esforzado y valiente"; Jueces 6:12, lo cual evidencia su calidad. Pero, ¿tenían los demás israelitas la calidad que tenía Gedeón?
A esta pregunta solo podemos responder por medio del texto sagrado, el cual dice que, para enfrentar a los madianitas, Gedeón consiguió reunir a 32.000 mil hombres; Jueces 7:1-3, un número insuficiente para enfrentar a los madianitas, los cuales contaban con un ejército de 135.000 mil hombres. Insuficiente era, si consideramos la cantidad más importante que la calidad, que es la idea que hoy prevalece en general en la iglesia, porque en la iglesia ya no se habla de la calidad de los creyentes, sino de la cantidad de los creyentes que hay en la congregación, aunque para Dios la calidad sea más importante que la cantidad. De estos 32.000 hombres dijo Dios: "el pueblo que está contigo es mucho…"; Jueces 7:2. La razón de esta declaración divina está basada en el conocimiento que Dios tenía de aquellos hombres, entre los cuales se encontraban 22.000 hombres medrosos y cobardes, con los cuales Dios no contó por carecer de calidad, "Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil"; Jueces 7:3. Esto demuestra que Dios busca calidad y no cantidad.
Pero aún el texto sagrado nos sorprende con otra declaración divina, que según el texto sagrado sería "aún es mucho el pueblo"; Jueces 7:4. Aún de entre los 10.000 hombres que habían quedado con Gedeón, había que excluir a algunos para enfrentar a los madianitas por carecer de calidad. A estos, Dios determinó probar; dice el texto sagrado "llévalos a las aguas, y allí te los probaré"; Jueces 7:4. La palabra traducida como probar es צָרַף tsaráf, cuyo significado básico es fundir y refinar. El significado en este contexto es "comprobar", lo cual revela la intención de Dios, que era demostrar que algunos de entre los 10.000 hombres no eran aptos para la batalla por carecer de calidad, a los cuales había que excluir, porque la batalla de la fe se gana con calidad, no con cantidad.
Tras la prueba, sólo 300 hombres demostraron ser aptos para enfrentar a los madianitas, es decir, que de los 10.000 hombres con los que se suponía que Gedeón contaba, 9.700 no superaron la prueba.
Que importante es la calidad para Dios. La calidad es la propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor. En los creyentes hay propiedades inherentes, es decir, que no se pueden separar del creyente por estar unidas a él por naturaleza, por medio de las cuales el creyente da testimonio de su valor, de lo que el vale. La calidad de los creyentes es la que permite juzgar su valor. Para Dios la cantidad no puede reemplazar la calidad.
En la actualidad, se está reemplazando la calidad por la cantidad. Se busca principalmente llenar los templos, con cuantas más personas mejor. La idea de tener a miles de personas abarrotando una mega congregación, está imponiéndose sobre la calidad de los que están en la congregación; lo único que importa es el número. Pero, ¿podrán aquellos que están imponiendo la idea de cuantos más seamos, mejor, derrotar a los enemigos de la obra de Dios? De nada sirve la cantidad, cuando no hay calidad en el pueblo, para la batalla de la fe.
Recordemos la experiencia de Israel, cuando este se propuso tomar a Hai. En aquella ocasión Israel tenía un ejército mucho más numeroso que el de Hai, pero también tenía prevaricadores, por lo que cayó derrotado de forma humillante. Cuando Josué, quien lideraba el pueblo, preguntó a Dios por lo sucedido, recibió la siguiente respuesta: "Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros"; Josué 7:10-12. El motivo de la derrota no fue que Josué envió pocos hombres para tomar a Hai, sino que había anatema en el pueblo. Con menos hombres de los que envió, hubiera tomado a Hai, sino hubiera habido anatema en el pueblo. La desaparición del anatema trajo la victoria sobre el pueblo, pues la calidad era necesaria en el pueblo.
Ahora el anatema ya no se destruye, porque cuenta; cuenta para engrosar la relación de miembros en la congregación, cuenta para incrementar los ingresos.
Reflexionemos, y glorifiquemos a Dios con la calidad y no con la cantidad. Desechemos la idea de que con la cantidad ganaremos la batalla de la fe. Dios sigue buscando la calidad en su pueblo.
Evangelista Juan Cristi
Buenas tardes apostólicas
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