EGOÍSMO: Es una actitud de quien manifiesta un excesivo amor por sí mismo, y que solamente se ocupa de aquello que es bueno para su propio interés y beneficio, sin atender ni reparar en las necesidades de los que están a su alrededor. La palabra proviene del latín ego, que significa “yo” y se compone con el sufijo “-ismo”, que indica la actitud de quien solo manifiesta interés por lo propio. Un ejemplo de ello lo tenemos con Jezabel que armó todo un plan para quedarse con la viña de Nabot, aún a costa de la muerte de él (1 R. 21:15-16). Definitivamente en las congregaciones nos encontramos con lobos con piel de oveja que tratarán de desviarnos ofreciendo el pan del egoísmo (LBLA Pr. 23:6).
AUTOSUFICIENCIA: El que se ama a sí mismo tiene un grado elevado de autosuficiencia y según el Diccionario de la RAE, autosuficiencia no es más que aquella persona que se basta a sí mismo, que no necesita ayuda de otros y que se vanagloria de sus éxitos pregonándolos a los cuatro vientos. Un ejemplo de ello lo tenemos con el rey Nabucodonosor quien dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?” (Dn. 4:30). Debemos pedirle a Dios que no seamos arrogantes ni orgullosos y no creer que todo está bajo control por nuestras fuerzas. Vemos que a Nabucodonosor, le fue quitado el reino debido a su vanidad, recordemos que el soberbio no reconoce su dependencia de Dios, ni la mutua dependencia de sus semejantes. En la autosuficiencia existe una glorificación a sí mismo como lo podemos apreciar con el fariseo que en su oración decía: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano” (Lc. 18:11). La Glorificación no es más que alabar los logros y tener un concepto más alto de sí mismo. La Biblia enseña que son otros los que deben manifestar nuestros logros o virtudes y no nosotros (Pr. 27:2).
NARCISISMO: Es considerado un trastorno que se caracteriza por una exagerada sobrevaloración de sí mismo (2 Ti. 3:2) y de un gran deseo de admiración por los demás acompañada de una baja autoestima. Hay personas que buscan el reconocimiento de los demás de varias formas. Una de ellas es recurrir a estilizar su cuerpo a través del ejercicio. La palabra de Dios dice que en Israel no había nadie tan alabado por su hermosura como Absalón y era un evento cuando le cortaban el pelo cada año (2 Sa. 14:25- 26). Debemos escudriñar dentro de nuestro corazón la razón real que nos motiva a hacer “X” o “Y” actividad. Uno de los fenómenos del siglo XXI es el Narcisismo y en esta oportunidad lo asociaremos al uso inmoderado de las redes sociales y las denominadas “Selfies”, que según la Universidad Nottingham Trent y la Escuela de Administración Thiagarajar (en India) define la “selfitis” como: el “deseo obsesivo compulsivo de tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales”.
La palabra del Señor nos indica que todo nos es lícito, pero no todo conviene, es necesario tener un equilibrio en este tema, vemos en Génesis 4:7 que Dios le dice a Caín que si hiciere lo bueno Él lo aceptará, pero si hace lo malo, el pecado está esperando para atacarlo (Gn. 4:7); nosotros debemos buscar que Dios se agrade de nosotros más que buscar un LIKE o reconocimiento en las redes sociales. Definitivamente la genética de toda la maldad inicia con los amadores de sí mismos, esa condición les corresponde a los hombres del fin y no a los hijos de Dios, pero el Diablo va a querer alterar nuestra conducta. La condición primera, es amar al Señor sobre todas las cosas y de esta forma se alejará todo egoísmo, autosuficiencia o narcisismo.
Evangelista Elías Aguilera
Buenas Tardes Apostólicas.
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