Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…
Sin duda alguna que estas palabras en muchas ocasiones han sonado en nuestros oídos y en muchas ocasiones hemos acudido a ella para infundirnos animo y aliento para continuar nuestro peregrinar, porque Dios es nuestro refugio, nuestro lugar seguro, nuestro amparo, el lugar donde acudimos cuando tenemos miedo, cuando no tenemos incluso fuerzas.
Estas palabras nos invitan a dejar de tener nosotros el control sobre las situaciones y circunstancias, y nos animan a dejar el control al único que lo puede tener y nos recuerdan que el único Dios soberano.
Ahora no podemos desconocer ni negar que en medio del problema hemos sentido miedo, por el miedo está constantemente dando vueltas alrededor nuestro, porque a veces miramos y vemos la maldad como se ha multiplicado, sin embargo, Dios también es nuestra fortaleza o nuestro «poder». Es la misma palabra que Jesús usa en Hechos 1:8, cuando promete darnos «poder» con la venida del Espíritu Santo que ahora vive y mora dentro de nosotros. Sin embargo, un lugar de refugio y una fuente de fortaleza no sirven de nada si no están a nuestro alcance. Es fácil pensar en cosas que podrían ser útiles pero que a menudo están sumamente lejos. Necesitamos una seguridad y una fortaleza cercana. Gracias a Dios, Él es nuestro Ayudador siempre presente, quien se interesa lo suficiente como para compartir sus recursos ilimitados con nosotros. Siempre está cercano; incluso más cerca de lo que nosotros podemos estar, el Salmista declara “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.” Salmos 145:18
Cuando todo va bien en la vida, no solemos pensar demasiado en nuestra vulnerabilidad. Damos muchas cosas por sentado, aun la oportunidad de estar juntos. Entonces, una crisis nos golpea y todo cambia. Las «tribulaciones» de las que habla el salmista son los «problemas» o «angustias» que enfrentamos. Sin duda, estamos atravesando una tribulación. Y «Tribulación» nos habla de una prueba extrema y terrible, como si nos persiguieran. En el resto del versículo, el salmista explica la gravedad de las tribulaciones. Eso es lo que estamos enfrentando hoy: una catástrofe natural caótica y de gran magnitud. Exactamente en esta clase de situación, encontramos a nuestro Ayudador que es aún más grande; a nuestro Dios, que es nuestro amparo y fortaleza. Él siempre está presente, declara la escritura la magnitud de la clase de ayudador que tenemos y dice “Así dice el SEÑOR: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies…” Isaías 66:1.
No podemos olvidarnos que tenemos una sola fuente de seguridad, que es Dios, nuestro Padre Celestial, cuando hoy vemos guerras, desastres naturales, gobiernos que pretenden destruir la familia, enfermedades que deterioran la salud, amigos y lideres que traicionan, sin embargo, nosotros podemos decir confiadamente EL SEÑOR ES NUESTRO AYUDADOR, porque nuestra seguridad no está puesta en algo o en alguien terreno, sino en DIOS mismo y el jamás ha puesto en duda que él es nuestro ayudador.
Dios si demanda de cada hombre y mujer algo especifico y es que declara Jeremías 33:3 “Clama a mi…”, es decir lo que Dios quiere es que cada uno de nosotros podamos decirle a él cual es nuestra necesidad o que le expresemos que le necesitamos, no podemos dar por sentado que como Dios todo lo sabe, él ya conoce que le necesitamos o que requerimos protección o salud, ¡NO!, Dios quiere y no es que necesite, sino que quiere que nosotros le digamos cual es nuestra necesidad …el señor Jesús muchas veces pregunto “QUE QUIERES QUE TE HAGA”….lo que hoy quiere del hombre y de la mujer es que declaren su necesidad y a su vez que puedan depositar su completa confianza y seguridad en él, el libro de los Salmos dice “En el día de mi angustia te llamaré, Porque tú me respondes. Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses”.
Hoy es tiempo que nuevamente en nuestros oídos resuenen estas palabras, porque vivimos días difíciles, pero en él Señor podremos vivir confiados, porque él es nuestro amparo y fortaleza.
NO TE RINDAS.
Evangelista Marco Cuevas
Buenas Tardes Apostólicas.
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