lunes, 2 de octubre de 2023
“EL HERMANO MAYOR DEL HIJO PRODIGO”. PRIMERA PARTE Lucas 15:25-32.
Muchos hemos oído poderosos mensajes acerca de este pasaje que se centra en la figura del hijo rebelde que se va de casa, despreciando su posición de hijo, corriendo a la ventura y el ofrecimiento de abrirse camino por el mundo, olvidando los privilegios que la casa del Padre le otorga. Incluso este pasaje sirve para evangelizar y mostrar la perdición del hombre y la misericordia de Dios al recibirnos tal y como venimos de regreso al hogar.
Nos conmueve hasta las lágrimas la escena de un hijo arrepentido y un padre perdonador, que olvidando las faltas de su hijo errante, volviendo como un pecador, que se apresuró a probar “mundo”, que malgastó todo lo que su padre le dio por herencia, que manchó su nombre y apellido al mezclarse con el mundo y que además volvía al hogar en franca derrota como un mendigo sin nada que ofrecer o presumir, a pesar de todo su Padre lo recibe, perdona y restaura. Un poderoso mensaje para invitar a aquellos que están lejos de la casa o el camino de Dios a volver a Él. Leamos el pasaje para entender mejor la narrativa bíblica. “Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”. Lucas 15:25-32
Hoy nos ocupa en este sermón no la historia del hijo pródigo sino del Hermano Mayor que se queda en el hogar trabajando para la casa de su padre, veremos algunos aspectos o reacciones del hijo mayor, al enterarse del regreso de su hermano menor.
Estas acciones o reacciones, son un claro ejemplo de lo que hoy está pasando o pudiera estar sucediendo en la iglesia, con aquellos “hijos” que han cuidado su vida, que son parte de la iglesia, que trabajan en la obra de Dios, que se ocupan de trabajar para engrandecer el reino de nuestro Padre celestial. Pero que pudieran reflejar en algún momento sin darse cuenta el error cometido y el olvido de aquellas bendiciones que tenemos al estar “en casa”. Veamos:
En la parábola del hijo pródigo podemos ver representados en ese muchacho rebelde a los gentiles volviendo arrepentidos a Dios por medio de la predicación de nuestro Señor Jesucristo y de sus discípulos, de tal manera que el hijo menor es la imagen exacta de los publicanos y pecadores que se convirtieron a Dios por medio de Cristo. El hijo mayor representa a los escribas y fariseos los cuales no soportaban la idea de que los gentiles fueran participes de los privilegios divinos, para ellos era inconcebible que pudieran estar juntos en el reino de Dios. Simplemente no lo aceptaban, ellos se creían superiores y justos y miraban con menosprecio a los demás.
La escena previa a la enseñanza de Cristo Jesús mediante las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo la encontramos en Lucas 15:1-3 “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:” Es claro el propósito de Jesús al hablarles por medio de estas parábolas a estos hombres religiosos, Dios también ama a los pecadores y quiere salvarles.
Sin embargo, esta parábola bien puede tener aplicación en nuestros días. Es posible que aun estando en la casa del padre estemos muy lejos de Él, puede ser que aunque tengamos toda la vida sirviéndole estemos también perdidos, puede ser que a pesar de asistir fielmente a la iglesia aun no hayamos experimentado una verdadera conversión.
I.- TENÍA BUENAS CUALIDADES:El hijo mayor no era un hijo rebelde, no se había ido de la casa como su hermano menor, no tenía a su padre preocupado sin saber dónde se encontraba, no era un hijo que no llegaba a casa a dormir, todo lo contrario era sumiso y obediente. No era un hijo perezoso, holgazán, o vago, que se la pasara dormido o desperdiciando el tiempo, que no ayudara en las labores de su padre, por el contrario, había trabajado y servido fielmente a su padre por muchos años. Cuando su hermano pródigo vuelve a casa, él se encontraba en el campo trabajando. No llevaba una vida perdida como lo llegó a hacer su hermano, aparentemente estaba en contra del pecado carnal, de la inmoralidad, así que podemos deducir llevaba una vida regida por estrictos principios morales.
Pareciera que este hijo mayor todo lo hacía bien, era obediente, servicial, trabajador, cumplidor con la ley, honesto, virtuoso, la gente lo respetaba, lo admiraba, lo alababa y lo consideraban un hijo modelo. Aparentemente el hijo mayor no tenía fallos, aparentemente todo era perfección en él, sin embargo, la realidad era otra muy diferente. “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.” Lucas 18:11-12
II.- TAMBIÉN ESTABA EXTRAVIADO: Este hijo mayor es claro ejemplo de que es posible estar muy lejos sin moverse del lugar donde uno está, que es posible marcharse a su propia provincia de pecado sin haber salido jamás de su casa, que es posible tener un corazón extraviado aunque exteriormente sea bueno y virtuoso. El hijo mayor tenía la clase de extravío que se caracteriza por el juicio, la condena, el enojo, el resentimiento, la amargura y los celos, etc., etc. Uno de los sentimientos que mostrarán EL ENOJO EN LA IGLESIA, es la envidia hacia los nuevos que son alcanzados por la misericordia de Dios cuando empiezan a ocupar lugares prominentes en la congregación y empiezan a desplazar a los más antiguos. El hermano del hijo pródigo se enoja porque se hace una fiesta en vez de una reprimenda por el Padre.
Si es muy cierto. El hijo menor pecó de forma visible y hasta escandalosa, pero él pecaba en su corazón, hasta que un día se pudo ver su triste realidad…
A) NO ESTABA DISPUESTO A PERDONAR.
El padre estuvo dispuesto a perdonar los agravios, la rebeldía y el despilfarro del hijo menor. El padre se gozó e hizo fiesta, los siervos se gozaban también, pero el hijo mayor NO. El hijo mayor no era como su padre, no pensaba como su padre, no tenía un corazón como su padre. El hijo mayor no actuaba como un verdadero hermano. Su corazón era duro, no estaba dispuesto a perdonar a su hermano, deseaba que hubiese un castigo severo para él por lo que había hecho, no le importaba el arrepentimiento de su hermano, no le importaba que hubiese regresado a casa, él no tenía misericordia para con él ni tenía interés alguno en reconciliarse. Perdió la oportunidad de ser partícipe del gozo de su padre, de relacionarse con su hermano, y se quedó fuera enojado, indignado sin darse cuenta que su actitud, su dureza, su distanciamiento, su falta de amor y misericordia le dolían tanto a su padre como le dolió el abandono del hijo menor.
Ojalá y nunca ninguno de nosotros tenga semejante actitud, ojalá y no seamos como el hermano mayor quien no estuvo dispuesto a perdonar y reconciliarse con su hermano, quien así haga se está excluyendo a sí mismo del gozo en el cielo. Una mala relación con nuestros hermanos en Cristo afecta directamente la relación con nuestro Padre celestial. “Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.” Marcos 11:26.
B) NO ERA FELIZ.
Cuando escuchamos las palabras de este hijo hacia su padre podemos darnos cuenta que aunque le había servido mucho tiempo, no era feliz. Su vida no era desdichada, su servicio era frío, sin satisfacción, como el trabajo de un esclavo. Podemos notar en este hijo mayor una queja profunda. Su corazón piensa que nunca ha recibido lo que le corresponde. Tiene resentimiento y amargura. Este hijo pensaba que había trabajado tan duro, que había hecho tanto en sus años de servicio, pero que no había conseguido lo que ahora había recibido su hermano. ¿Será que alguno de nosotros pudiera tener dentro de sí el espíritu del hermano mayor? Definitivamente es posible, muchas veces tal vez de manera inconsciente somos dados a tener esta actitud, no somos felices aunque por años hemos vivido en la casa del Padre, tenemos resentimientos hacia nuestros hermanos, nos quejamos por todo, sentimos que nadie nos quiere, que nadie nos valora, que nadie nos considera, sentimos que somos la persona más rechazada del mundo.
Desafortunadamente es posible ser heredero de todo lo que el Padre posee, y tener menos alegría que alguien que no tiene nada, es posible ser herederos de las promesas divinas y aun así no estar satisfechos y gozosos con ello. Los sirvientes de esta parábola eran más felices que el hermano mayor, comían, se gozaban, disfrutaban mientras que él estaba fuera de la casa enojado exigiendo sus derechos. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.” (Filipenses 4:5).
C) NO LE INTERESABAN LOS PERDIDOS.
Si algo nos queda claro en esta parábola es el profundo amor del Padre por los perdidos. Dios tiene un gran interés de que vengan a Él, Dios les quiere salvar, Dios les quiere perdonar. Desafortunadamente puede existir en nosotros el mismo espíritu del hermano mayor cuando no tenemos el mismo interés de Dios por los que están perdidos en pecados.
El padre no dejó que el hijo le diera ninguna explicación, sino que la misericordia lo movió. Debemos recordar que misericordia es dar o recibir perdón sin merecerlo, solo el regreso de su hijo era suficiente para eso, sin ninguna explicación. Hebreos 10.16-17 16 Este es el pacto que haré con ellos, Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
El hijo mayor sólo pensaba en él, sólo buscaba su beneficio. Queridos hermanos, si nosotros mostramos gran interés por nuestro propio beneficio nada más y ningún interés por la conversión de las almas que están en pecado, definitivamente no tenemos el mismo sentir de Dios. A veces estamos fuera de sintonía con la obra de Dios por rescatar almas, tal pareciera que no es de nuestras prioridades, que no es algo que nos guste tanto, que no es algo que nos satisfaga. Si en verdad amamos a Dios debemos amar también a las almas y cumplir con el mandamiento del Señor de rescatarlas.
El Señor Jesús dejó su gloria celestial por venir a este mundo ¿a qué? “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1ª Timoteo 1:15.
Recordemos siempre el encargo de nuestro Señor Jesucristo antes de ascender a los cielos: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18-20. No debe haber mayor interés para nosotros que ganar almas para Cristo.
III.- TAMBIÉN NECESITABA VOLVER: Él hijo mayor aunque físicamente nunca había salido de su casa también necesitaba volver como su hermano. El padre había sido misericordioso con el pródigo y ahora era misericordioso con su hijo mayor, el padre le habla con paciencia y amor, y aunque sus palabras son breves, ellas expresan lo que debemos hacer para deshacernos del síndrome del hermano mayor.
Continuaremos con la segunda parte de este maravilloso estudio. Desde el cono sur su hno. Josué Nayib 02-10-23
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