viernes, 30 de diciembre de 2022

"POR LA FE, MOISÉS, CUANDO NACIÓ, FUE ESCONDIDO

"POR LA FE, MOISÉS, CUANDO NACIÓ, FUE ESCONDIDO POR SUS PADRES DURANTE TRES MESES". (HEBREOS 11:23). ÉXODO 2:1-10



Jocabed ha sido incluida en Hebreos 11 entre "la gran nube de testigos" cuyas vidas y actividades dieron testimonio de su fe. Era de la tribu de Leví. De Éxodo 6:20 Su marido se llamaba Amram.

Era el tiempo en que Faraón ordenó que los hebreos mataran a los hijos varones recién nacidos. Jocabed tenía, por lo menos, dos hijos: uno, Miriam o María, ya crecida para este tiempo y otro Aarón, Otra vez queda en cinta.

Quizás había orado para no volver a quedar en cinta, a fin de evitar una tragedia. Pero con el hijo en camino, quizá desearía que fuera otra niña. Si fuera un niño no sería posible aceptar la orden de darle muerte a su hijo. No es difícil imaginarse la lucha interna en el corazón de Jocabed durante estos meses de embarazo. Y cuando al fin ha dado a luz la respuesta es: "Sí, es un niño."

Pero el amor maternal transforma a Jocabed en una heroína. Va a luchar por el hijo. Esta decisión fue remachada al ver que el niño "era hermoso" (Éxodo 2:3, Hechos 7:20 y Hebreos 11:23). ¿Hermoso? ¡Qué madre no considera que su hijo es hermoso? Pero Hechos 7:20 añade unas palabras que nos dan más luz: "Hermoso a los ojos de Dios."

Jocabed captó esta hermosura, esta hermosura no era de su aspecto físico, más bien era algo espiritual. En otras palabras, era el Espíritu Santo el que cubría a este niño. Esto debe de ser así también con nuestros hijos debemos pedirle al Señor que sean ungidos por su Santo Espíritu.

Jocabed pensaría que aquel pequeño ser que descansaba en su regazo había sido enviado directamente por Dios. Era una intuición que percibía el propósito divino. La fe se mezcló con el amor, y armada de los dos decidió que tenía que salvar el niño a toda costa.

No sabemos cómo consiguió esconder al niño Moisés durante sus tres primeros meses. La imaginación de una madre hace prodigios. Pero llegó pronto el momento en que el niño, robusto y sano, habría llamado la atención de alguien con sus lloros y gritos. "No pudiendo, pues, ocultarle más tiempo, tomo una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río." María se quedó a una corta distancia observando.

El resto todo el mundo lo sabe. Al ocurrir el maravilloso milagro. "¡Madre, madre!" gritaba tal vez María mientras, correría alocada a su casa. "Una señora muy importante quiere que críes a Moisés." (La hija de Faraón)

Tal vez usted dice que casualidad y pues para los hijos de Dios no hay casualidades, lo que hay es propósitos de Dios cumplidos en la vida de cada creyente. "Los que son guiados por el Espíritu de Dios los tales son hijos de Dios".

Es imposible describir con palabras el dolor y angustia que sufren algunas madres por sus hijos. El dolor en el parto, el ver al niño enfermo en la cuna con el rostro ardiente en fiebre, la ansiedad del futuro incierto que se cierne sobre ellos, y sobre todo saber que han traído al mundo un ser con un alma y tienen que dar cuenta de ella a Dios por la forma en que lo han criado. Pero, ¡oh!, el gozo de poder decir, como decimos de Jocabed: "Su fe salvó al niño."

Jocabed procuro lo mayor para su hijo bajo aquellas circunstancias, sobre todo le pidió a Dios por su porvenir. Esto es un ejemplo de la dirección del Señor por aquellos que se dejan guiar por él. Déjate guiar por Dios, e instruye al niño en su carrera, dale ejemplo sobre todo de tu fidelidad a Dios. Dios te bendiga.




Asistente de Pastor Pablo Hidalgo

Buenas Tardes Apostólicas







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