miércoles, 23 de noviembre de 2022
EL SEÑOR ES MI PASTOR - Salmos 23:1-6
El libro de los Salmos siempre ha tenido un encanto especial para los todos creyentes de todos los tiempos. En ellos encontramos las experiencias gloriosas de los creyentes del Antiguo Testamento que también vivieron en medio de la maldad de este mundo. Por lo tanto, a nosotros, los cristianos de hoy, no nos resulta difícil identificarnos con ellos, y usar sus cánticos para acercarnos a Dios y obtener el mismo consuelo y fortaleza que ellos encontraron.
De entre todos los Salmos, el Salmo 23 es sin duda uno de los más conocidos y apreciados y leídos. En él los creyentes han encontrado aliento y confianza para afrontar las diferentes etapas de la vida.
Para el cristiano resulta difícil la lectura de este Salmo sin pensar casi automáticamente en Jesús, como "el buen pastor", cuya figura es reiteradamente exaltada en el Nuevo Testamento: (Juan 10:11) "Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas." (Hechos 13:20) "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno..." (1Pedro 2:25) "Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas."
Al leerlo, debemos notar la relación que tiene con el Salmo anterior y el siguiente: En el Salmo 22 podemos ver al "buen pastor que su vida da por las ovejas" (Juan 10:11) (Isaías 53:6). El salmista profetiza con todo lujo de detalles acerca de cómo serían "los sufrimientos de Jesús”.
En el Salmo 24 se nos describen las glorias que vendrían tras estos sufrimientos: "Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria" (Salmos 24:9). En medio de los dos está el Salmo 23, que nos habla de las experiencias del cristiano desde el día en que llegó a ser beneficiario del supremo sacrificio de Cristo hasta el momento cuando participará de la gloria con él.
Cuando el Rey David expresó estas palabras «Jehová es mi pastor», lo hizo porque él sabía muy bien todo lo referente a este oficio, debido que en su juventud pastoreo las ovejas de su padre.
Por lo tanto, David sabía que las ovejas son animales indefensos, temerosos y que necesitan ser guiados, ya que sin un pastor que las defienda o las guíe, es muy difícil que sobrevivan de los depredadores o del peligro de descarriarse en el campo.
De igual manera, nosotros como cristianos somos esas ovejas que necesitan ser cuidadas y dirigidas por nuestro gran pastor Jesucristo. Debido que los peligros que enfrentamos son similares. Por un lado, está el enemigo como león rugiente buscando a quien devorar y por otro lado los vientos de doctrinas, los deseos de la carne y las tentaciones de este mundo.
De esta manera necesitamos ser guiados por El Señor y su palabra. Porque, así como una oveja es cuidada, alimentada y guiada por su pastor, ninguna de estas cosas nos faltará a los que somos cuidados, alimentados y guiados por Jesucristo. Uno de los principales trabajos del pastor es buscar pastos y agua para sus ovejas. Pero también, un lugar en donde puedan descansar, debido a que las ovejas son animales muy torpes y dependientes del pastor. Debido que, si su pastor no le consigue un sitio para descansar, ellas se acuestan sobre lugares incómodos, donde hay piedritas y no descansan.
Otro de los trabajos importantes del pastor es cuidar y curar las ovejas enfermas o heridas. Pero también, debe encargarse de guiar a las ovejas por en el camino correcto o evitar que las ovejas se descarríen de la manada.
Jesús como el buen pastor, quiere guiarnos y protegernos de los peligros que podamos encontrar en nuestro caminar, por eso en los momentos difíciles debemos de refugiarnos y tener nuestra confianza puesta en Él. Recordemos que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien” (Romanos 8:28).
NO TE RINDAS
Evangelista Juan Mauricio Cristi
Buenas Tardes Apostólicas
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