“El me glorificará; porque tomará de lo mío y os lo hará saber.” Juan 16:14
El mismo Espíritu Santo que mora en nosotros no puede glorificar de mejor manera a nuestro Señor Jesús que mostrándonos las propias cosas de Él. No hay otra forma de adornarlo excepto con Su propia palabra.
Nuestro consolador nos muestra todo lo qué hay en Él. No vemos nunca nada claramente si Él no nos lo revela. Él tiene la manera de abrir nuestras mentes, y de abrir las Escrituras, y mediante este doble proceso nos revela su poder nuestro Señor Jesús. Hay un gran arte involucrado al exponer un asunto, y ese arte pertenece en el más alto grado al Espíritu de verdad. Él nos muestra la esencia de las cosas. Este es un grandioso privilegio, conocido por quienes han experimentado la visión beatífica. Busquemos la iluminación del Espíritu Santo, no para gratificar nuestra curiosidad, y ni siquiera para que nos traiga personal consuelo, sino para glorificar a nuestro Señor Jesús. ¡Oh, que tuviéramos ideas dignas de Él! Los conceptos rastreros deshonran a nuestro Señor Jesús. ¡Oh, que tuviéramos tales impresiones vívidas de Su persona, y obra, y gloria, que pudiéramos clamar con alma y corazón para alabarlo! Allí donde hay un corazón enriquecido por la enseñanza del Espíritu Santo, habrá un Salvador glorificado más allá de toda expresión. Ven, Espíritu Santo, y muéstranos todo tu poder. Amén
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